BIOGRAPHY

Roxana Albanese (Buenos Aires, Argentina) obtuvo una licenciatura en Publicidad en la Universidad Argentina John F. Kennedy, Buenos Aires, Argentina, y completó un Taller de Pintura en la Escuela Nacional de Pintura y Grabado “La Esmeralda” en Ciudad de México, México, en 2023. Participó en talleres especializados y colaboró con distinguidos mentores a lo largo de su formación artística.
Albanese celebró exposiciones individuales, incluyendo Efímero en la
Galería Clarooscuro (2024) y Diálogos en la Galería Exponeméxico (2022), ambas en la Ciudad de México. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas, como Antología del Talento en el Centro Cultural El Refugio, Jalisco (2025); Alma Disruptiva en la Galería Art Studio 244, Errores y Pasiones del Alma en el Museo
Virreinal de Arte de Taxco y Arte Libre 2025 en la Galería Darío Martínez, todas en México, así como exposiciones internacionales que incluyen
la Exposición Colectiva en The Muisca Art, París, Francia, y la Exposición de Arte Nueva York, Ciudad de Nueva York, EE. UU. (2024).
Su trabajo apareció en Arte Vivo México (2023-2025) en lugares como el Museo de Arte Moderno, el Museo Kaluz y el Museo Tamayo en la Ciudad de México, así como el Museo Regional de Puebla, el Museo del Perfume (MUPE) y la Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, México. La práctica de Albanese ha sido reconocida por explorar el color, la emoción y el lenguaje visual contemporáneo. Su trabajo recibió cobertura en Ángel Metropolitano, Crónica Cultura, Excélsior, Mundo
Ejecutivo TV y Los Ángeles Times, y está incluido en colecciones privadas e institucionales.

Mi práctica pictórica se articula en torno a estados afectivos como la confusión, el deseo, la ausencia o la libertad. Cada obra parte de una emoción particular que se traduce en una palabra o concepto inicial, el cual nombra la serie o pieza y orienta las decisiones materiales. El proceso es mayormente intuitivo y abierto a la improvisación; prioriza lo afectivo sobre lo programático, lo gestual sobre lo estructurado. Esta forma de producción, que privilegia el hacer como forma de pensamiento, se aproxima a lo que Gilles Deleuze entendía como “una lógica de la sensación”, donde la materia participa activamente en la construcción del sentido.
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Soy originaria de Argentina y resido en México desde hace varios años. Este desplazamiento marcó un punto de inflexión tanto vital como artístico. Lejos de inscribirse en una narrativa traumática, el desarraigo aparece en mi obra como posibilidad de reconfiguración. La adopción simbólica de lo mexicano no opera solo como contexto, sino como materia viva: el color, la textura urbana, el ritmo de lo cotidiano. Sin embargo, esta expansión convive con la pérdida. La distancia física frente a la muerte de mis padres introduce una ambivalencia que se manifiesta en piezas que funcionan como archivo emocional o huella material, como puede observarse en series como Ausencia I y II (2021) o Silencios que hablan I y II (2022).
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Más que una búsqueda de estilo, la práctica se sostiene en una exploración permanente de materiales, soportes y técnicas. El uso de textiles heredados, papeles fragmentados, madera agrietada o superficies encontradas responde a una voluntad de dejar que el entorno —y su contingencia— intervenga en el gesto artístico. Esa apertura al accidente convive con una atención sostenida a lo visual: formas mínimas, texturas naturales, estructuras erosionadas. La pintura funciona aquí como una zona intermedia entre el control y lo inesperado, entre lo íntimo y lo colectivo.
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Referencias como la pintura matérica de Antoni Tàpies, el gesto impulsivo de Pollock o la carga afectiva en la abstracción de Rothko operan como puntos de resonancia, más que como filiaciones directas. En algunos casos, la reducción cromática responde a una necesidad de contrarrestar el exceso visual del contexto urbano; en otros, a una búsqueda introspectiva. En mi caso, no se trata de ilustrar emociones, sino de permitir que ciertas experiencias se manifiesten en forma de materia. La autenticidad no se plantea como una esencia, sino como una práctica de presencia: producir desde un lugar honesto, sin el cálculo de la aceptación externa.

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