GALERIA AZUR MADRID
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< Dália Cordeiro
Portugal

ARTSPER

BIOGRAPHY

Dália Cordeiro es una artista plástica portuguesa cuyo medio artístico predilecto es la pintura. Lejos de estar alienados de una finalidad sociopolítica, sus lienzos representan un mundo en acelerada transformación, donde temas como el clima o, más recientemente, el propio aceleracionismo tecnológico, son trabajados críticamente por la artista. Mientras que la artista no una motivación estilística rígida, sus pinturas convergen naturalmente hacía un expresionismo donde a pesar de la deconstrucción figurativa, identificamos regularmente la presencia de elementos antropológicos que de hecho se reconfiguran a partir de un contacto armonioso con otros seres vivos, sea elementos constituyentes del mundo vegetal, sea del reino animal.

Desde siempre apasionada por las artes visuales, la artista cruzaba todos los días el río Tajo desde muy joven para estudiar artes en la icónica Escola Artística António Arroio en Lisboa, escuela donde también han estado jovenes estudiantes que más tarde se han destacado en el mundo de las artes, como Joana Vasconcelos, Júlio Pomar, Querubim Lapa, Cruzeiro Seixas o Mário Cesariny. Con la intención de enseñar artes plásticas, se graduó en Educación Visual y Tecnológica en el Instituto Piaget. Durante más de tres décadas se ha dedicado a la enseñanza de arte en las escuelas públicas portuguesas. Abandonó tempranamente su profesión, impulsada por la necesidad emocional y existencial de dedicarse al arte, desta vez ya no como pedagoga, sino como artista.

Comienza a producir a un ritmo interesante, proponiendo sus obras a eventos y espacios expositivos nacionales y internacionales importantes. Fue invitada a participar con tres obras en Paratissima Lisboa en 2016, evento internacional con origen en Italia, que en esa edición acercó la práctica artística a las comunidades y al espacio público de los barrios históricos de la ciudad de Lisboa. Posteriormente, en 2018, sus pinturas son expuestas individualmente en el Museu Municipal de Faro. Más recientemente, en 2021 y 2022, su obra fue seleccionada en dos ediciones consecutivas por el jurado crítico del Salon d´Autonme de Paris, en la sección de Expresionismo Libre. A nivel internacional, su pintura también se presentó en Italia, concretamente en la ciudad de Génova con la Biennale di Genova de 2021, en Arte Genova 2022, pero también en Venecia en 2021, en la Scuola Grande di San Teodoro.

Si en períodos anteriores de creación, su producción artística se desplegaba principalmente hacía la representación de objetos, lugares y figuras que componían exclusivamente su imaginario, en un ejercicio de creación descomprometido, hoy, la obra de Dália Cordeiro tiene el incremento de un compromiso ético y crítico. Hay en los lienzos más recientes dela artista una inquietud que resulta de un caos cresciente en las estructuras del mundo y de la vida que influe directamente en la experiencia. Este caos, que es palpable en el universo plástico concomitantemente figurativo y abstracto dela artista, sólo es parcialmente mitigado por la mirada humana que contempla y cuestiona al revés de ignorar, pero sobre todo por la mano antropológica que, en lugar de explorar otras entidades biológicas como viene haciendo a la escala mundial hasta hoy, las encamina hacía un trayecto de salvación. En esta dialéctica se abandonan visiones soberanistas, antropocéntricas y de reificación, promoviendo la artista una lógica de articulación entre la heterogeneidad de las diferentes entidades biológicas representadas. A pesar de la significativa abstracción de la pintura de Cordeiro, el enérgico gestualismo que la artista logra materializar en sus lienzos, dota a las figuras deconstruidas de una clarísima energía relacional que se aleja de la mera representación de figuraciones inertes. Por eso, aunque en sus lienzos aparezcan elementos aparentemente dispersos, nada de lo que es representado está verdaderamente desvinculado de un todo magnético, de una imagen en discurso y movimiento que concentra su fuerza expresionista a través del gesto.
Dotada de una amplia pincelada y de una intensidad cromática casi siempre presente, su pintura representa simbólicamente las amenazas de un mundo en crisis y inminente implosión, en gran parte por la huella antrópica, un mundo que sólo puede reconfigurarse a partir de una distinta actitud antropológica, ahora de articulación y de respeto por el viviente no humano.

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