GALERIA AZUR BUENOS AIRES
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EXHIBICIÓN: del 11 de Septiembre al 08 de Octubre

La muestra reúne un conjunto de obras que nacen del fuego, la experimentación y la introspección. Vidrio y cerámica, materiales tan frágiles como duraderos, capaces de quebrarse en un instante y, al mismo tiempo, resistir siglos, se entrelazan con la pintura para desplegar un territorio de tensiones y resonancias. Los artistas exploran la transformación de la materia como metáfora de la condición humana y del mundo que habitamos. El vidrio reciclado, trabajado en hornos donde la incertidumbre es parte del proceso, deviene símbolo de resiliencia y sostenibilidad. La cerámica, en su alquimia de tierra y fuego, remite a los ciclos primordiales de la naturaleza. La pintura, con su gesto espontáneo y su búsqueda de lo verdadero, abre un espacio para lo íntimo, lo singular.

La exposición invita a detenerse en lo que late bajo la superficie: lo que se fragmenta y, al mismo tiempo, nos revela su fuerza; lo que se transforma en energía, geometría, memoria y emoción.

Ramiro Collinet explora la muerte, la sexualidad, el cuerpo, el dolor y el amor como ejes que revelan la fragilidad y la inestabilidad de la experiencia humana. Desde la belleza como lenguaje, reflexiona tanto sobre la intimidad psíquica y corporal como sobre los cuerpos colectivos, expuestos al sufrimiento y a la vulneración de derechos. Sus piezas interpelan nuestra identidad, los prejuicios y la libertad de expresarnos, proponiendo un territorio donde lo sensible dialoga con lo socialmente aceptado. 

En la producción de Janine Altman se entrelazan ciencia, arte y activismo ecológico, inspirados en la geometría, la naturaleza y las leyes del universo. Sus investigaciones en física, equilibrio, dinámica, electromagnetismo, se traducen en obras que conectan conocimiento y sensibilidad. Al reutilizar vidrio de desecho, transforma residuos en piezas artísticas que nos impulsa a reflexionar sobre la sostenibilidad y el impacto ambiental.

La obra de Karina del Savio parte de la convicción de que existen múltiples mundos y de que la vida es, en esencia, un tránsito entre ellos. Concibe ese recorrido como un viaje por un desierto en el que aparecen huellas de civilizaciones antiguas, símbolos de fuerzas cósmicas y rastros de rituales donde el fuego dejó su marca. En ese trayecto, sin certezas absolutas, el caminar se convierte en un acto de contemplación: alzar la mirada al cielo, dejar escapar un susurro y confiar en la llegada de una nueva luz.

María Torrendell encuentra en el vidrio un medio privilegiado para la experimentación. Lo aborda desde su dualidad, frágil y fuerte, transparente y protector y lo convierte en metáfora de resiliencia. Con una mirada influida por su formación en biología, encara el trabajo desde la investigación, probando técnicas y enfoques que hacen de cada apertura del horno una sorpresa. Inspirada en la naturaleza y en lo humano, reutiliza vidrio como forma de expresar su compromiso con la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente.

María Mac Mullen despliega su obra como un camino de exploración espontánea donde la cerámica ocupa un lugar central. En este medio, la artista encuentra un territorio táctil y sensible desde el cual modelar formas que evocan gestos, cuerpos y memorias. Complementando esta práctica, María recurre al collage y al dibujo como lenguajes que amplían y complejizan su búsqueda. 

Elena Damiani construye su práctica pictórica a partir de la observación de lo cotidiano, recientemente atravesada también por el universo digital. Su obra transforma la inmediatez de la vida diaria en un espacio de calma y reflexión, descomponiendo lo real en abstracciones. geométricas. A través del color, las formas y la intuición, procura alcanzar un equilibrio que traduzca lo perceptible en una experiencia sensible.

Dina Turovlin transforma el vidrio en piezas únicas mediante colores vibrantes, transparencias y formas fluidas que suavizan su rigidez y generan un diálogo con la luz y el entorno. Su práctica se inspira en cuestiones sociales e identitarias, que se traducen en un lenguaje contemporáneo cargado de significado. Cada creación se convierte en un espacio de exploración personal y en una búsqueda constante por expandir los límites expresivos de su arte.

La obra de Nadia Bellani se centra en el dibujo y el puntillismo, explorando la minuciosidad del detalle y la creación de ritmos visuales que invitan a detener la mirada. Su inspiración surge de la observación directa del entorno: paisajes áridos, cactus, árboles y espacios verdes que se transforman en tramas y formas que condensan experiencia y contemplación. Bellani concibe la creación como un proceso de conexión con la naturaleza y con el tiempo.

Verónica Schiavina desarrolla una práctica centrada en la fotografía intervenida mediante diversas técnicas. Su obra explora el cruce entre lo documental y lo poético: a través de la intervención manual, transforma la fotografía en un soporte vivo donde la memoria, la textura y el gesto se convierten en protagonistas. Cada pieza es un territorio sensible en el que la imagen original se reconfigura para abrir nuevas lecturas y emociones. 

OBRAS

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