GALERIA AZUR BUENOS AIRES
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FELICES POR SIEMPRE

SERGIO DÍAZ

EXHIBICIÓN: 16 DE JULIO AL 1 DE AGOSTO

Toda felicidad encierra una paradoja: por un lado, es efímera e insensata, la afirmación de un deseo que, una vez realizado, se desvanece; por otro lado, cada vez que nos sucede creemos que es para siempre, porque eso que se afirma en nuestra felicidad es irreductible a los momentos que pasan. La felicidad siempre, por siempre, parece estar habitada por eso que la amenaza. Nada justifica que seamos felices porque ya sabemos: todo se acaba. Y en el sol de nuestra vida plena habita, en secreto, la sombra que nos llama desde la oscuridad. Ser felices es, en cierto sentido ser inmortales. Ser felices es, en cierto sentido, sabernos pasajeros. Y algo de superficial también se refugia en esta felicidad que siempre buscamos. Algo de eso que pasa, ligero, y se deja ir como aquello que no se quiere atrapar. Estar felices es estar distraídos. Estar felices por siempre es un modo de estar por siempre distraídos. ¿Por qué no ilusionarnos con ser felices por siempre? ¿Por qué no ilusionarnos con nuestra simplicidad? ¿Por qué nuestra felicidad está siempre amenazada por algo que nos llama desde lo profundo?

En los trabajos de Sergio Díaz esas paradojas se manifiestan como tensiones que no cesan de interrogarnos en lo que vemos.

Allí están sus dibujos, cercanos en sus trazos a las formas sencillas de esa niñez que todavía nos acompaña: caricaturas, personajes del animé, súper héroes… todo remite a esa felicidad simple que no conoce del porvenir. La niñez es esa invitación a no presuponer el futuro: ser felices por siempre es permanecer allí, en la niñez que sigue siendo nuestra. Pero, una vez que atravesamos esa ingenuidad hecha de colores planos y formas reconocibles, resulta que el Ratón Mickey nos lanza una pedrada y Bob Esponja salta sobre un vallado de seguridad: en la felicidad está la pesadilla.

Allí están esos animales que con precisión obsesiva Sergio dibuja por horas, como salidos de una documental televisivo o de una revista de fotografías de la naturaleza, con la felicidad de lo que ignora el tiempo. Pero están atravesados por una tristeza que revela el sufrimiento que los acompaña. En la felicidad está la duda.

Y qué hay más efímero que la felicidad del dinero que se revela ahora como el soporte de aquello que pulsa en la mano de Sergio contra las formas habituales del intercambio: allí Sergio se encarga también de mostrar en lo que vemos una sospecha. La Historia del Arte revive en estos billetes que, fuera de la circulación que les daba su valor se muestran como simples papeles. Y también allí pueden aparecer esas figuras que el consumo ha hecho familiares en esa cotidianeidad que los lleva a desaparecer. Las imágenes ocupan los billetes que se muestran ya sin su valor. Los billetes se vuelven lienzo y se enmarcan: dejan de circular. Mirar los billetes es mirar el valor de aquello que ya no lo tiene. Es encontrar el valor de aquello que no lo tenía. En la felicidad está lo que se nos escapa.

La felicidad es para siempre. Es decir, para apenas un momento. Ese momento es el que se hace presente en los trabajos de Sergio Díaz que es capaz de exponerlos con la simplicidad que mejor oculta lo complejo.

Curaduría: Hernán Ulm