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San Felipe, el barrio bogotano que se volvió un ícono del arte

Mar 5, 2021

Por: David Riaño Valencia 24 de noviembre 2017. Más de diez galerías de arte y decenas de talleres han convertido el tradicional barrio San Felipe, de Barrios Unidos, en uno de los distritos artísticos más importantes de Bogotá, de la calle 72 a la 80 entre la avenida Caracas y la carrera 24. Todo comenzó hace […]

Por: David Riaño Valencia 24 de noviembre 2017.

Más de diez galerías de arte y decenas de talleres han convertido el tradicional barrio San Felipe, de Barrios Unidos, en uno de los distritos artísticos más importantes de Bogotá, de la calle 72 a la 80 entre la avenida Caracas y la carrera 24.

Todo comenzó hace siete años con la idea de convertir esta zona en el nuevo distrito de las artes de la capital. El arquitecto y coleccionista Alejandro Castaño, quien tiene su selección personal en una casa de San Felipe, fue uno de los principales promotores del proyecto. Compartió su idea con varios galeristas y amigos suyos que, seducidos por la ubicación y sus facilidades de acceso, decidieron trasladar sus salas de exposiciones y ventas a esta zona.

Uno de los primeros en llegar fue Mauricio Gómez Jaramillo, quien decidió trastearse luego de haber tenido su galería, 12:00, en el norte de la ciudad, en donde, dice, no recibía tantas visitas. “Llegué a este barrio haciendo una apuesta por el desarrollo del movimiento artístico en esta zona y he visto muy buenos resultados”, asegura Gómez.
Después de él llegaron pesos pesados del arte nacional como José Ignacio Roca, quien abrió las puertas de la fundación Flora Ars+Natura en la calle 77 con carrera 20C. Pero no solo arribaron galerías. Algunos gestores culturales e inversionistas compraron casas y las convirtieron en talleres.

Muchos artistas, sobre todo jóvenes que están empezando su carrera, tomaron en arriendo algunos de estos talleres, en donde realizan todo su trabajo. Uno de ellos es Camilo Bojacá, quien ubicó el suyo en San Felipe hace dos años y medio, atraído –dice– por el hecho de que en este lugar se estaba moviendo, cada vez con más fuerza, la escena artística de la ciudad. “En este barrio están muchas de las galerías importantes, y eso hace que haya gran flujo de personas a las que les interesa el arte. Es muy positivo poder estar justo en donde eso ocurre”, comentó Bojacá. Además, la cercanía de sitios en donde encuentra los materiales que necesita para sus obras ha hecho que el proceso de creación sea más sencillo.

En San Felipe existían numerosas marqueterías antes de que llegaran las galerías. Su cercanía con lugares tan comerciales como el Siete de Agosto hace que sea muy sencillo proveerse de insumos. Además, está rodeado por cuatro grandes avenidas que hacen que sea muy accesible.

El creciente interés de artistas y galeristas por ubicarse en esta zona ha hecho que los precios aumenten. Andrés Ribero, otro joven que ocupa uno de los talleres que hay en la misma casa en donde se ubica Bojacá, dice que conoce casos de amigos suyos que quieren mudarse hacia allí, pero el aumento de los precios no se lo permite. “Aquí puede empezar a pasar lo que suele pasar en estos barrios: que se vuelven tan populares que los precios suben mucho, y los primeros que tenemos que salir de aquí somos, como siempre, los artistas”, afirmó Ribero. El plan de convertir a San Felipe en el distrito de las artes de Bogotá es ambicioso. Daniela Camero, directora de la galería Beta, afirma que la intención es convertirlo, en unos cuatro años, en un caso como el de Wynwood en Miami, un discreto barrio que logró su desarrollo impulsado por el movimiento artístico y ahora es uno de los lugares más populares.

La instalación de las galerías ha sido recibida con agrado por los vecinos. Nora Barragán, habitante y profesora de artes del colegio San Pío X, informa que las galerías han generado que se respire un ambiente más cultural y que los niños y jóvenes tengan contacto con el arte desde temprano. “Varias veces hemos llevado a los niños del colegio a visitar las exposiciones que hacen en las galerías; ellos nos han invitado y abierto las puertas, y eso es muy positivo para todos”, dice Nora.

Algunos de estos espacios artísticos organizan eventos en conjunto con los vecinos. La fundación Flora, por ejemplo, tiene una zona para tomar chocolate con los habitantes del barrio; allí se discuten las preocupaciones que tienen. En ocasiones, los artistas integrantes de Flora han realizado instalaciones con participación de la gente. Algo contrastante es que todavía se ven talleres de mecánica, peluquerías y remontadoras de calzado, como en otros barrios populares. Pero lo cierto es que cada vez más, el prestigio de este lugar, como distrito de las artes bogotano, va ganando más terreno.

La noche de las galerías abiertas en San Felipe
“A las seis y media de la tarde llovía muy fuerte, y pensé que la gente no iba a venir, pero había momentos en que no se podía caminar de lo lleno que estaba”, dijo Mauricio Gómez, director de la galería 12:00. Era jueves de Noche de San Felipe, un evento en el que, de 7 a 10 de la noche, las galerías del barrio abren sus puertas para que los ciudadanos vengan a ver las obras exhibidas.

Esa idea nació, hace más de un año, en conjunto entre Daniela Camero, directora de Beta, y Liz Caballero, de Sketch, para consolidar el barrio como el nuevo epicentro del arte en la ciudad. Siempre se hace un jueves en la noche, pero no hay calendario definido. Los directores de todas las galerías que participan acuerdan un día de modo que no coincida con eventos similares que hacen en otros sectores de la ciudad. Su antecedente es la Noche de Galerías, que se realiza hace más de 4 años en diez sitios ubicados entre las calles 72 y 94 y entre carreras 11 y 15. No se puede afirmar que se trate de un evento masivo, aunque sí se observan grupos de personas, en su mayoría jóvenes, que caminan por las calles del barrio pasando por los espacios abiertos. No solo vienen colombianos. El acento español podía oírse en algunas salas. Cristina Juliana, quien tiene un apellido que parece su segundo nombre, es catalana y vive en Bogotá hace varios meses. “Es muy inesperado encontrar tantos lugares para el arte en un barrio que parece discreto, normal, como cualquier otro”, dijo.

Con el tiempo, la Noche de San Felipe ha tomado fuerza y se ubica como uno de los eventos insignia del arte en Bogotá.

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